En esta instalación escénica, la artista presenta una nueva experiencia artística resultante de la intersección entre el movimiento y la técnica machine learning (aprendizaje automático), en particular, la detección de poses humanas. Esta intersección facilita la creación de resultados visuales que enriquecen la interpretación de la danza, en tiempo real.

Performance de sonido interactivo en tiempo real a través de la bioconductividad de diferentes plantas. El artista recoge  los procesos eléctricos de las plantas y las transforma en señales MIDI que son interpretadas por sintetizadores. Con estos datos se genera una sesión de música experimental en la que la interacción del público con las plantas modificará las señales recibidas, transformando el paisaje sonoro del espacio de la actuación.

En el aspecto musical, una red de retroalimentación AI que escucha objetos sonoros familiares genera una transformación sonora continua. En el aspecto visual, una Red Generativa Adversarial representa una memoria y percepción colectiva artificial.

Cada vez, las transformaciones de sonido e imagen crean una narrativa personal, una frase, un gesto para el espectador. Los resultados generan una manipulación colectiva de la nostalgia.